Semáforo de la conducta, alternativas
Uno de los grandes desafíos de ahora es el manejo conductual en los salones de clase. Ya sea por la actitud de los niños y jóvenes de ahora, o las limitantes en la disciplina, el mantener un salón en continuo trabajo es todo reto. Independientemente de que nuestra planeación didáctica debe contemplar actividades dinámicas que mantenga ocupados a los estudiantes, siempre hay tiempos muertos donde la conducta deja mucho que desear en algunos niños. Para ello te dejamos el clásico semáforo de la conducta, más una variante que te puede resultar de utilidad.
El semáforo de la conducta como indicador del buen comportamiento.
Esta puede considerarse la forma clásica de trabajarlo. Es una estrategia grupal que mediante el refuerzo positivo se pretende que el grupo mantenga una conducta deseada por el docente en relación con las actividades que se dan en clase.
Al simular un semáforo, se le da un significado a cada color, por ejemplo:
El verde representa la conducta deseada, un estudiante atento a la clase y a las indicaciones. Mantiene el orden y un silencio adecuado acorde a cada una de las actividades.
El amarillo representa una conducta con altercados, es decir, si bien el estudiante mantiene una conducta prudente en clase, ha tenido ciertos altercados o faltas en su comportamiento.
El rojo representa a la conducta disruptiva, aquella que rompe con la tranquilidad y orden de la clase, por lo tanto, no es la conducta deseada.
Con marcadores, pinzas o paletas con el nombre del niño, se coloca según la valoración de su conducta. Una vez hecho esto vienen los refuerzos positivos, por ejemplo, lo que obtengan el código verde podrán tener acceso a ciertos privilegios como tomar una lectura libre, acceder al área de juegos, una estrellita para la frente o un dulce.
El semáforo de la conducta como regulación de la conducta
Una manera diferente de trabajar esta estrategia de manejo conductual, es bajo esta dinámica. En lugar de valorar la conducta de los estudiantes, el semáforo sirve como un indicador que señala que tipo de conducta está permitido en ese momento en el salón de clases.
El rojo significa que los niños deben estar en silencio y realizar sus trabajos concentrados, es decir, estar pendientes sólo de la tarea que deben realizar.
El amarillo representa que los niños deben estar atentos ya que viene el siguiente color que indica una conducta diferente a la que están realizando.
El verde significa que el niño se puede parar a botar la basura de los lápices, a conversar y/o pedir materiales a sus compañeros o profesor.
De esta manera el docente marcará o podrá a la vista del grupo, la conducta que está permitida en ese momento de la clase. Como refuerzo positivo se puede dar unos minutos de juegos colectivos fuera de salón de clases como reconocimiento a todo el grupo.
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