¿Aprender a leer antes de los 6 años crea problemas de comprensión y escritura?
Justo este domingo 4 de junio salió un artículo en el periódico la Jornada de México donde se expone uno de los principales diles que se tiene en el sistema educativo Mexicano, las ventajas o desventajas que implica que los pequeños de preescolar inicien con el aprendizaje de la lectoescritura de manera formal.
Desde mi experiencia me ha tocado ver varios casos que ofrecen aspectos positivos desde ambas propuestas, las escuelas preescolares que comienzan de lleno con el trabajo de lectura y escritura y otras que priorizan el aspecto psicomotriz. Por ejemplo existen generaciones de niños que llegan a primer grado de primaria leyendo y escribiendo perfectamente, pero también generaciones con una enseñanza completamente mecánica del lenguaje escrito que dificulta llegar a niveles de comprensión y reflexión de la lengua. Por su parte también tenemos generaciones de grupos ampliamente estimulados en su aspectos psicomotrices y de pensamiento lógico que el avance y progreso con ellos es rápido, pero también generaciones con nulos elementos básico de la lengua formal.
Desde mi perspectiva, todo redice en el modelo de enseñanza, aquel que estimule el pensamiento lógico del estudiante y que esté a su vez, por sí sólo, entienda la lógica del lenguaje para su adquisición. De nada sirve forzar al niño o la niña a leer con métodos mecánicos sólo para estar a la par de los demás.
¿Qué experiencia han tenido en este aspecto, compañeros y compañeras docentes?¿Qué se acostumbra en su Jardín de Niños?¿En qué nivel han recibido a sus grupos de primer año?¿A su hijo en preescolar cómo le están enseñando?, ojalá puedan responder estas preguntas en la parte de comentarios.
Por Arturo Sánchez Jiménez en La Jornada
Aprender a leer antes de los 6 años crea problemas de comprensión y escritura
Aprender a leer antes de los seis años activa en el cerebro sólo mecanismos de memoria y no de comprensión, lo que incluso puede llevar a algunos alumnos a llegar a licenciatura sin entender los textos y con problemas de escritura, de acuerdo con un investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Alejandro de la Mora Ochoa, académico del departamento de Humanidades de la unidad Azcapotzalco de esa institución, explicó que por tal situación no sorprende que el país ocupe los últimos lugares en lectura del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (Pisa, por sus siglas en inglés) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), pues dan a los niños cargas cognoscitivas a las que no están preparados para soportar ni por memoria ni juicio ni inteligencia, porque sus capacidades aún no han madurado.
En el Seminario de Lenguas Otomangues –realizado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México– consideró erróneo que en escuelas primarias se imponga como requisito de ingreso saber leer y escribir o que los padres de familia presionen para que los niños adquieran esas destrezas en prescolar.
Si se enseña esa habilidad cuando las capacidades cognoscitivas de los niños no se han concluido e integrado, estamos destruyendo la posibilidad de que lean, agregó.
Los procesos de adquisición se relacionan con bases neurológicas, por lo que es necesario el desarrollo de conexiones que permitan hacer la inferencia y secuenciación relacionados con vincular, primero, el equivalente de un sonido a una grafía, y segundo, el valor que tiene ésta junto a otra en términos de sonido.
Éstos tienen que ver con el desarrollo de la memoria, la inteligencia y el juicio, que se dan en la medida en que se logran la madurez social y sicológica. Por eso hablamos de factores fisiológicos, sociales y cognoscitivos.
Mora Ochoa recomendó el ingreso a los centros de desarrollo infantil (Cendis) desde el nivel maternal y que los padres no fuercen a los pequeños a leer y escribir, debido a que esos conocimientos tienen sus momentos de maduración y deben respetarse. En Suiza, por ejemplo, comienzan a los ocho años.
El especialista realizó un estudio con pequeños de cuatro a cinco años en los Cendis de las unidades Azcapotzalco, Iztapalapa y Xochimilco de la UAM, el cual reveló que estos recintos son ejemplo y modelo de eficiente adquisición del lenguaje para el aprendizaje de lectura y escritura.
El éxito está fundamentado en que son proporcionadas las plataformas para la lectoescritura con elementos visomotores, sicomotores y semánticos que posibilitan la obtención de una sólida base para su ingreso a la educación primaria.