La matemática hermosa se enseña con el corazón
Como docentes sabemos de las frías y crueles que pueden ser las matemáticas para algunos estudiantes, pero esto es el resultado una didáctica mal enfocada que sólo produce aburrimiento y confusión a una materia de por sí compleja debido a su abstracción.
El día de hoy compartimos un interesante artículo “Las matemáticas hermosas se enseñan desde el corazón” para reflexionar sobre la importancia de las emociones, las estrategias y la utilidad de cálculos aritméticos.
Este artículo tiene por objetivo la reflexión sobre la relación de la inteligencia racional con la inteligencia emocional. Si realizamos una encuesta entre estudiantes de grados avanzados en muchos de los casos tendremos recuerdos o emociones negativas hacia las matemáticas, pruebas, ecuaciones, raíces cuadradas, verdaderos dolores de cabeza para algunos. Está en la función del docente cambiar estas experiencias negativas en experiencias positivas que estimulen relaciones significativas entre los estudiantes y las matemáticas.
Alegría, amor, sorpresa, felicidad, diversión, satisfacción, euforia, cordialidad, confianza, enamoramiento, admiración, son las emociones y sensibilidades que sería bueno fomentar en el contexto de la educación matemática, qué docente no quisiera tener un grupo que le alegrará a la hora de hacer operaciones, jugar con números o elaborar figuras geométricas.
La «sorpresa» en clase de matemáticas no ha de tener un sentido de sobresalto o desconcierto pero sí que puede tener el sentido de sorprender, de incrementar la atención o crear un sentimiento participativo de admiración y satisfacción, un «¡ajá!» o un «¡eureka!».
Esperamos que este artículo sea de gran utilidad y sobre todo los motive a reflexionar sobre la planeación didáctica, cambiar la percepción de esta asignatura y, en consecuencia, los logros de aprendizaje.
